A partir del merendero, el río se adentra en un angosto barranco, por el que se accede a través de una pasarela, y siguiendo un sendero junto al cauce, a un kilómetro de distancia, se llega el Nacimiento del río Mijares. Al caminar por este tramo se puede disfrutar de un valle más propio de zonas húmedas, en el que abundan musgos, helechos y hiedras, y por el que discurre un río de aguas cristalinas entre remansos y cascadas. Una parada obligatoria en el sendero es la cascada del nacimiento, de unos 3 metros de altura, donde uno puede disfrutar del sonido del agua y de la poza que ha originado. En época de lluvias, en primavera especialmente, aparecen surgencias, también llamadas caños, en las proximidades de la cascada. Unos metros por encima de la cascada se llega al nacimiento, donde el agua emana de la ladera, creando cortinas de agua sobre rocas carbonatadas, llamadas travertinos.